En la mayoría de ocasiones, cuando un intérprete sufre una lesión en el rodaje de una escena, esta se detiene, la escena en cuestión se repite cuando todo está en orden, y no vemos rastro del incidente en el montaje final. Pero esto no siempre es así…

Channing Tatum en ‘Foxcatcher’ (Bennett Miller, 2014)

Tatum sufrió dos lesiones reales en el rodaje que aparecen en la película. Mark Ruffalo le reventó el tímpano en una escena en que el personaje de Tatum le pedía que le golpease más fuerte. Y en la escena en que destroza la habitación de un hotel, el actor se golpeó tan fuerte contra el espejo que se abrió una brecha en la cabeza.

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Jake Gyllenhaal en ‘Nightcrawler’ (Dan Gilroy, 2014)

La escena en que Jake Gyllenhaal paga toda su frustración por estar ejerciendo un trabajo moralmente muy dudoso destrozando un espejo tuvo consecuencias reales para el actor. Se abrió varias heridas en una mano, y tuvo que ser llevado al hospital. La escena, sin embargo, se mantuvo tal cual en el montaje, y Gyllenhaal siguió rodando con la mano vendada, algo que oculta en diversas ocasiones metiéndosela en el bolsillo o escondiéndola tras su espalda.

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Leonardo DiCaprio en ‘Django desencadenado’ (Quentin Tarantino, 2012)

La cara de estupor de Christoph Waltz y Jamie Foxx cuando, en pleno discurso iracundo, Leonardo DiCaprio rompe con la mano una mesa de cristal y empieza a sangrar, fue una reacción totalmente espontánea. Nadie esperaba que el actor hiciese eso, la sangre era totalmente real, y DiCaprio demostró lo tremendamente metido que estaba en su personaje.

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Diane Kruger en ‘Malditos Bastardos’ (Quentin Tarantino, 2009)

En la escena en que Diane Kruger es estrangulada por Christoph Waltz, la actriz acabó desmayándose de verdad, tal y como se vio en los cines. Pero lo llamativo del caso no es eso: el mismísimo Tarantino quiso estrangular con sus propias manos a la actriz pues consideraba que Waltz no sería lo suficientemente contundente al hacerlo. Así, las manos que vemos en la película son las del director maltratando a su estrella.

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James Franco en ‘Superfumados’ (David Gordon Green, 2008)

Las escenas en las que Franco lució una diadema en la comedia cannábica de David Gordon Green no respondían a una mera elección estética. El complemento ocultaba los tres puntos de sutura que tuvieron que aplicarle al actor cuando, al chocar contra un árbol en una escena nocturna en el bosque, se abrió una brecha en la frente.

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Brad Pitt en ‘Troya’ (Wolfgang Petersen, 2004)

La cara de dolor que luce Brad Pitt durante la batalla final en ‘Troya’ no era un logrado gesto dramático. El actor lo estaba pasando realmente mal, pues durante el rodaje de esa escena se rompió el talón de Aquiles. Lo más irónico del caso es que lo hizo interpretando, precisamente, a Aquiles en la película.

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Ed Harris en ‘Abyss’ (James Cameron, 1989)

Harris juró que jamás volvería a trabajar a las órdenes de James Cameron tras el rodaje de ‘Abyss’, y cumplió con su promesa. ¿La razón? El actor estuvo a punto de morir ahogado durante una escena en que debía bucear con una bombona de oxígeno casi vacía. Para dotar al momento de mayor realismo, Cameron tenía a su disposición precisamente eso, una bombona de oxígeno sin oxígeno.

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Martin Sheen en ‘Apocalypse Now’ (Francis F. Coppola, 1979)

Martin Sheen estaba totalmente borracho cuando rodó una de las escenas iniciales de ‘Apocalypse Now’, aquella en que, con los Doors de fondo, rompe de un puñetazo el espejo de una habitación de hotel y luego se extiende la sangre por la cara. Probablemente ese alto nivel etílico mitigó un poco el dolor real que debió sufrir con los cristales rasgando sus nudillos.

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Malcolm McDowell en ‘La naranja mecánica’ (Stanley Kubrick, 1971)

Aunque no lo creáis, Malcolm McDowell se sometió voluntariamente al Método Ludovico. No exactamente, pero sí que autorizó a que se le abrieran los párpados en la célebre escena de la proyección de imágenes violentas con aquellas pinzas metálicas. El resultado: ceguera temporal y una úlcera en la córnea. Al menos, el actor pudo seguir escuchando a Beethoven sin problemas.

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Margaret Hamilton en ‘El Mago de Oz’ (Victor Fleming, 1939)

En la escena en que la Malvada Bruja del Oeste llega a Pequeñilandia y desaparece detrás de una nube de humo y pirotecnia, debía abrirse una trampilla para que Margaret Hamilton no quedara expuesta a posibles daños. El mecanismo no funcionó y la actriz sufrió quemaduras de segundo grado en la cara y las manos. Seis semanas despues, Hamilton pudo reincorporarse al rodaje, aunque con unos guantes que ocultasen sus heridas. La escena que vimos en el montaje final es, precisamente, la del incidente, pues no se volvió a rodar.

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Redacción QUO