Muelles de colchones, clavos, restos de latas, juguetes infantiles y hasta una figura metálica que se asemeja a una bailarina son algunos de los “tesoros” que las esculturas de Picasso esconden en sus entrañas.
El autor del descubrimiento fue el fotógrafo Xavier Lucchesi, quien quiso ofrecer un nuevo punto de vista de la obra escultórica del artista español. “La cámara captura la piel de las cosas, pero las radiografías nos muestran su alma”, explica. Por eso, “desnudó” (metaforicamente) las piezas y las introdujo en un escáner conectado a una cámara, para retratar el interior de las obras.
Lo que Lucchesi pretendía era comprender mejor la técnica usada por Picasso para fabricar sus esculturas, pero no podía ni sospechar las sorpresas que se iba a encontrar. Así, al escanear una pieza titulada Busto de mujer, descubrió en su interior lo que parecía una estilizada silueta metálica. En un primer momento pensó que podría ser una “imagen fantasma”, pero tras contrastar varias radiografías vio que no había lugar a dudas: se trataba de un armazón moldeado con forma humana que servía de estructura para la escultura y que, por un efecto óptico, se asemejaba a una bailarina con tutú.
¿Habría más sorpresas similares al escanear el resto de las piezas? En algunas sí que las hubo, y buena muestra de ellas son las imágenes que publicamos en estas páginas.