Lo que ves en la foto parece una flor normal ¿verdad? Pues científicos suecos de la Universidad de Linköping han tardado más de dos años en cultivar esta rosa. Y es que no es una flor cualquiera: es una rosa cyborg. Su sistema vascular dispone de circuitos eléctricos, una idea que abriría la puerta a nuevas investigaciones en el campo de la botánica e incluso podría ayudar a preservar la flora en peligro de extinción.

Según explican en un estudio publicado en Science, se quedaron asombrados cuando comprobaron que la energía eléctrica que genera una simple rosa puede convertirse en el futuro en una posible fuente de energía e incluso, en una antena.

Cultivar esta rosa cyborg fue más complicado de lo que podáis pensar en un principio. Primero buscaron un polímero con el fin de que este pudiese llevar el agua desde el tallo a las hojas de la planta. Probaron con más de una docena de ellos, pero ninguno funcionaba. Hasta que probaron el PEDOT-S:H y se percataron de que la planta lo absorbía perfectamente. Después, enviaron otra variante de este polímero a las hojas de la flor. La celulosa creó una especie de esponja 3D en el interior de las hojas, lo que les ayudó a crear células electroquímicas que favorecieron el crecimiento de la planta. Así, los investigadores descubrieron que, cuando se aplica una corriente eléctrica, la rosa cambia de color.

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Aunque la rosa cyborg aún está en fase de experimentación, los científicos son bastante optimistas en cuanto a los resultados. Podríamos estar ante un invento que aproveche la fotosíntesis como medio de energía o que ayude a elaborar diversos estudios genómicos en plantas.

Fuentes:

popsci.com | advances.sciencemag.org |

Redacción QUO