Topsy fue un elefante del circo Forepaugh. En la mañana del 4 de enero de 1903 le alimentaron con zanahorias cebadas de cianuro de potasio, para garantizar su muerte en caso de que la electrocución no funcionara. Acto seguido, le aplicaron una descarga eléctrica de 6.000 voltios. Tomas Alva Edison, el hombre que iluminó el mundo, grabó ese momento en vídeo. Quería documentar los peligros de la corriente alterna, en la que no creía. Ese vídeo, en blanco y negro y con imágenes cuarteadas, como las viejas fotos, es parte del contenido de este número especial de QUO, La Gran Aventura de la Electricidad, una revista digital que puedes descargarte gratis en tu tablet o tu smartphone.

Elegimos el título La Gran Aventura de la Electricidad porque los textos, escritos por uno de los más prestigiosos divulgadores de ciencia de nuestros días, Óscar Menéndez, nos han hecho vivir aventuras que fueron de otros. Conocimos cómo Galvani creyó encontrar el secreto del origen de la vida tendiendo ancas de rana disecadas en un balcón. A mediados del siglo XVIII, el científico italiano consiguió mover el anca de una rana muerta gracias a su estimulación mediante corriente eléctrica. Lo que para nosotros en la actualidad no es otra cosa que la confirmación del funcionamiento del sistema nervioso, para muchos contemporáneos de Galvani esta investigación demostraba que la electricidad era capaz de devolver la vida a tejidos muertos. Aquel extraordinario suceso, uno de los experimentos más famosos de la historia de la ciencia, inspiró a la escritora británica Mary Shelley para dar vida al monstruo de Frankenstein.

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[Todas las claves actuales de la electricidad
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En La Gran Aventura de la Electricidad viajamos al origen de los tiempos. El Big Bang, que según los cálculos de los físicos se produjo hace 13.800 millones de años, dio lugar a todo el universo. Evidentemente, no dio lugar a la electricidad, pero sí a los electrones de los primeros átomos. Son los mismos electrones que esta mañana han permitido, en su búsqueda de cargas contrarias, activar la corriente de tus aparatos eléctricos. Otro científico, Arthur Eddington, se dedicó, durante un viaje de recreo en 1938, arealizar el conteo de protonesy por consiguiente, de sus hermanos los electrones, y pasó a la historia por la genial frase: “Creo que hay 15.747.724.136.275.002. 577.605.653.961.181. 555.468.044.717.914.527.116.709.366. 231.425.076.185.631.031.296 protones en el universo, y el mismo número de electrones”.

Estos electrones primigenios están en la actividad de nuestras neuronas, y nos permiten pensar y sentir. Están en la boca de los enchufes, y llegan a la lámpara de la mesa de estudios de nuestros hijos. Son los que recargan la batería de nuestro smartphone y el coche eléctrico que hoy se hace hueco en las ciudades como solución para abaratar el gasto de producir tanta energía.

La Gran Aventura de la Electricidad, como revista digital, nos ha permitido contar todas estas historias, que se leen con el deleite de las viejas novelas de aventuras y, al mismo tiempo, ofrecer galerías de fotos de animales eléctricos (entre ellos el ornitorrinco) y vídeos que muestran, por ejemplo, los “efectos especiales”, casi de mago, que genera una bobina de Tesla.

La Gran Aventura de la Electricidad ya está disponible en Itunes y Google Play, para descargar en tablets y smartphones. La aplicación es gratuita. Disfrútenla.

Redacción QUO