Pese a que pueden sobrevivir a temperaturas de 30º bajo cero y vientos gélidos, las condiciones de la última glaciación, hace unos 30.000 años debieron ser demasiado extremas para los pingüinos. Y aún así se las ingeniaron para sobrevivir. ¿Cómo lo hicieron?
Un estudio multidisciplinario realizado por expertos de las universidades de Southampton, Oxford, Tasmania y la División Antártica Australiana ha investigado de qué modo el clima afectó la distribución de la población de pingüinos emperadores y encontraron que el Mar de Ross fue el refugio más probable. Gracias a estudios genéticos de ejemplares antiguos y actuales, se pudo comprobar los cambios evolutivos y la permanencia de ciertos grupos.
Gemma Clucas, de la Universidad de Southampton y una de los autores principales del trabajo señala que “Debido a que en la época de la glaciación hubo hasta dos veces más hielo que en la actualidad, los pingüinos tenían mucha dificultad para reproducirse en la mayor parte de la región. Las distancias entre su zona de alimentación, en mar abierto y la de reproducción, en el hielo, era muy grande. Las únicas poblaciones que lograron sobrevivir lo hicieron refugiándose en polinias (espacio abierto de agua rodeado de hielo marino).”
La investigación se publicó en Global Change Biology.
Redacción QUO
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