Actualmente, unas 600 especies podrían estar evaluadas incorrectamente como no en peligro en la Lista Roja de Especies Amenazadas. A ellas se unen más de un centenar que no se pudieron evaluar antes y también parecen estar amenazadas. Esas son las conclusiones de un estudio publicado en Conservation Biology basado nuevo enfoque más eficiente, sistemático e integral para evaluar el riesgo de extinción de animales. El método ha sido diseñado por Luca Santini.
Gracias a la nueva metodología, las predicciones de los investigadores sobre los riesgos de extinción son bastante consistentes con las evaluaciones publicadas actualmente en la Lista Roja, e incluso un poco más optimistas en general. Sin embargo, encontraron que el 20% de las 600 especies que antes eran imposibles de evaluar por los expertos, probablemente se encuentran en peligro de extinción, como el rascón de Luzón (Lewinia mirifica) y el ciervo ratón de Williamson (Tragulus williamsoni). Además, es probable que 600 especies que fueron evaluadas previamente como no amenazadas, en realidad estén amenazadas, como el microloro pechirrojo (Micropsitta bruijnii) y el ratón rayado etíope (Muriculus imberbis). “Esto indica que se necesita una reevaluación urgente de los estados actuales de las especies incluidas en la Lista Roja” señala Santini en un comunicado.
Una vez cada pocos años, los científicos especializados evalúan voluntariamente el estado de conservación de las especies animales en el mundo. Los datos obtenidos se registran en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Las especies se clasifican en cinco categorías de riesgo de extinción que van desde Preocupación Menor hasta En Peligro Crítico, según datos tales como la distribución, el tamaño de la población y las tendencias recientes.
“Si bien este proceso es extremadamente importante para la conservación – añade Santini –, los expertos a menudo tienen una cantidad limitada de datos para aplicar los criterios a las más de 90.000 especies que actualmente están cubiertas por la Lista Roja. A menudo, estos datos son de mala calidad porque están desactualizados o son inexactos porque ciertas especies que viven en áreas muy remotas no se han estudiado adecuadamente. Esto podría hacer que las especies se clasifiquen erróneamente o no se evalúen en absoluto”.
El nuevo método utiliza información de los mapas de cobertura terrestre, que muestran cómo la distribución de las especies en el mundo ha cambiado a lo largo del tiempo. El método combina esta información con modelos estadísticos para estimar una serie de parámetros adicionales, como la capacidad de las especies para moverse a través de paisajes fragmentados.
Juan Scaliter