Desde que Darwin pisó las Galápagos, los biólogos evolutivos saben que el aislamiento geográfico de las islas ha ayudado a estimular la formación de nuevas especies.

Ahora, un equipo de investigación internacional dirigido por Theresa Cole, ha descubierto que ocurre lo mismo en los pingüinos. El equipo de Cole ha encontrado la primera evidencia convincente de que la diversidad de pingüinos modernos está impulsada por el aislamiento, a pesar de pasar la mayor parte de sus vidas en el mar.

Existen alrededor de 20 especies de pingüinos modernos, desde el pingüino emperador antártico, el pingüino de Fiordland y el pingüino tropical de Galápagos. Un registro fósil de más de 50 especies permite rastrear la historia de los pingüinos a más de 60 millones de años atrás, lo que indica que su diversidad puede haber sido mucho mayor que la actual.

Durante los últimos 5 millones de años, el surgimiento de islas en el hemisferio sur ha impulsado varias ramas en el árbol evolutivo de pingüinos, y también ha provocado algunas de las más recientes extinciones causadas por el hombre de dos especies de pingüinos recientemente extintos de las islas Chatham, en Nueva Zelanda.

“Nuestros hallazgos sugieren que estos taxones se extinguieron poco después del asentamiento humano en las islas Chatham – explica Cole –. Por lo tanto, estos descubrimientos representan potencialmente nuevos ejemplos importantes de extinción impulsados por el ser humano. Si bien nuestros resultados refuerzan la importancia de las islas en la generación de biodiversidad, también subrayan el papel de los humanos como agentes de pérdida de biodiversidad, especialmente a través de la extinción de taxones endémicos de las islas”.

El estudio ha sido publicado en Molecular Biology and Evolution.

Juan Scaliter