Calcular el peso de una cabeza humana puede ser un asunto tedioso, sobre todo si la cabeza es nuestra y el método pasa por cercenarnosla y colocarla sobre una báscula, asunto poco práctico si pretendemos seguir viviendo unos cuantos años más. Sin embargo, existe una forma mucho más sencilla de obtener el peso de nuestra quijotera, utilizando la misma idea que Arquímedes uso para precisamente hacerle perder la suya a un joyero tramposo que intentó engañar a un rey.

Basta con introducir nuestra cabeza en un recipiente con agua y recoger el volumen de líquido que esta desplace. Como nuestro cuerpo está compuesto en un porcentaje muy alto de agua, podemos aproximar muy bien el peso en gramos de nuestra mollera como el volumen de agua desplazada en mililitros.

Si quisiéramos ser más precisos, podríamos comparar los volúmenes de agua de desplazados sólo por nuestra cabeza y por nuestro cuerpo completo, siendo la fracción entre estos igual a la fracción del peso de nuestra cabeza respecto a nuestro peso total.

Mario Herrero, físico.

Redacción QUO