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El 15 de agosto de 1977 a las 23:16 h, el radiotelescopio Big Ear (literalmente, “gran oreja”, ubicado en Estados Unidos) recibió una señal de radio de origen desconocido durante exactamente 72 segundos. Llegaba desde la zona oeste de la constelación de Sagitario (a 10.000 años luz) y alcanzó una intensidad 30 veces superior al ruido de piso (nivel de ruido residual de un sistema cuando no se mide nada).
La señal se conoció a partir de ese momento como “Wow” debido a un apunte entusiasta de su descubridor. El profesor de la Universidad Estatal de Ohio Jerry R. Ehman revisaba los registros del día y descubrió la señal anómala más intensa que se había detectado hasta entonces por un radiotelescopio. Tanto le sorprendió que a un lado de los papeles anoto “Wow!”, como signo de sorpresa. Han pasado más de 30 años desde entonces (lo cierto es que parece poca cosa para tanto tiempo escuchando), y todos los intentos de obtener una señal desde la misma dirección han fallado. Al igual que la búsqueda de una explicación satisfactoria. Habrá que seguir escuchando.
Redacción QUO
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