Chrysler, con su tocadiscos Highway Hi-Fi, fue pionera en los sistemas de reproducción de música a bordo de un automóvil, pero algo no fue bien

 

El equipo de sonido en un coche es algo casi obligado a estas alturas. Las opciones para escuchar música a bordo son casi ilimitadas. Pero hasta 1956, los conductores solo tenían una opción, la radio AM. La Frecuencia Modulada ni había llegado ni se la esperaba. Fue entonces cuando el grupo Chrysler decidió innovar. Y lo hizo incorporando un tocadiscos a bordo.

El Highway Hi-Fi fue desarrollado por el jefe de la discográfica CBS Laboratories, Peter Goldmark, inventor de los vinilos de larga duración, los que se llamaban entonces long play y ahora EP. A pesar de lo disparatado de la idea, Goldmark convenció a Chrysler de las posibilidades comerciales del ingenio y al principio no les fue mal.

Modelos de marcas como Plymouth, Dodge, DeSoto, e Imperial, todas pertenecientes entonces al grupo Chrysler, montaron y ofrecieron a sus clientes la posibilidad de oír su música favorita a bordo. Fue un reclamo comercial extraordinario que, sin embargo, se encontró con algunos baches en el camino. El primero, y fundamental, que la aguja saltaba con cada pequeña irregularidad del terreno. Para combatirlo, Goldmark ideó un brazo muy pesado que se mantenía fijo sobre el vinilo sin que se alterara el ritmo de reproducción.

Los vinilos más resistentes

El inconveniente fue que los vinilos que se fabricaban en ese momento no eran capaces de resistir tanto peso sin dañarse. Así que Chrysler pidió a la CBS que fabricara discos de música más resistentes. La discográfica lo hizo. Realizó una serie especial para el automóvil con música facilona del momento. Se podría adquirir en los concesionarios o, para hacer más accesible el invento, solicitarlo por correo. Así que Chrysler no solo fue pionera en la música a bordo de un automóvil, sino también en la venta por catálogo.

Ni que decir tiene que el invento no prosperó a pesar de que se ofreció en todos los modelos de Chrysler desde 1956 hasta 1959. ¿Las razones? Las esperables. Aquello fallaba mucho, solo se podía escuchar una selección muy limitada de música, la que CBS quería, y los costes de fabricación era elevadísimos.

Aun así Chrysler no se desanimó. Revisó el ingenio y volvió a la carga, esta vez con una selección de la discográfica RCA. La novedad en este caso es que admitía varios discos que, una vez que sonaban, dejaban paso al siguiente. No debía estar tan mal hecho porque le salieron muchos competidores como Philips, pero abrió las puertas a los complejos sistemas de sonido de hoy en día, algunos realmente sofisticados con opciones de programación casi ilimitadas e innumerables altavoces.

Pero ya fueron otros sistemas. Nadie más se atrevió a montar un tocadiscos a bordo y a hacerlo funcionar… incluso con el coche en marcha.